Lo que somos y no somos los Colombianos
RASGOS DE LO QUE SOMOS Y
NO SOMOS EN COLOMBIA COMO ECONOMÍA
La economía Colombiana no escapa
a ese culto a la apariencia, a la figura, a quedar siempre bien, a ese intento
de parecer otra cosa que no se corresponde con la realidad. Discursos,
opiniones y percepciones se repiten tanto que se van instalando dentro y fuera
del país, desde orillas públicas y privadas, como unas verdades absolutas que
contradicen aspectos de una economía dinámica, pero con matices.
Entonces un auge de producción de
crudo ya para muchos es señal de que somos petroleros; el discurso exportador
rumba por el territorio nacional, cuando es realidad de unas pocas empresas; se
habla del mercado de capitales como si estuviéramos en Wall Street, pero no es
tal; se afianza la idea de que el país es atractivo para invertir y los
impuestos dicen otra cosa; o el llamado imperio de la ley claudica con su peso
ante la informalidad y los billonarios cálculos de la evasión fiscal.
También la competitividad se
asume como varita mágica para ocultar ineficiencias históricas; se dictan
muchas normas, pero eso no quiere decir que se acaten; la oratoria de la
innovación se impone a la recursividad propia; o nos asumimos como paraíso
turístico, pero a muchos destinos es un lío llegar. Y la lista sigue.
Falta acción y sobra discurso.
Como la manida frase: estamos en Cundinamarca pero pensamos que vivimos en
Dinamarca. Y el gran riesgo de parecer es que se convierta en la razón de ser y
perder la perspectiva de lo que es la economía nacional, con todas sus
amenazas, pero también con sus muchas oportunidades.
La redacción económica de EL
COLOMBIANO le presenta quince aspectos en que el discurso aparente va por una
vía y la realidad nacional va por otra. En ningún momento se pretende construir
verdades absolutas, nadie las tiene, pero sí sembrar la inquietud sobre lo que
somos y no somos como un país con factores de crecimiento económico importante,
pero en donde hay mucho más por hacer.
No somos
un país exportador:
A pesar de los millonarios
recursos públicos dirigidos a promover las exportaciones colombianas, lo cierto
es que solo unas 10.500 empresas venden al exterior, es decir, 0,9% de las
empresas inscritas en las cámaras de comercio del país, de las cuales 1.562
están en Antioquia. Más aún, siete compañías (cuatro petroleras y tres
carboneras) concentraron el 51% de exportaciones nacionales en 2014. Por otro
lado, el año pasado se importó US$6.293 millones más de lo vendido al exterior.
Al final, el 80% de lo comprado al mundo son manufacturas, lejos del 29,4% de
exportaciones del mismo tipo.
Somos
un país de miles de Mipymes:
Se calcula que en Colombia hay
1,6 millones de empresas, de las cuales el 94% tienen menos de diez empleados,
es decir, son microempresas. Además, cifras de Confecámaras, gremio de las
cámaras de comercio, indican que el 41% de las
empresas del país son informales. Por cada 100 compañías creadas en
el último cuatrienio, 82 eran pequeñas (activos de entre 501 y 5.000 salarios
mínimos), 14 eran medianas (de hasta 30 solo cuatro eran grandes (activos de
más de 30.000 salarios mínimos), 14 medianas (activos de más de 5.000 salarios)
y apenas cuatro grandes (activos de más de 30.000 salarios).
No
somos juiciosos para cumplir la ley:
El rector de Eafit, Juan Luis Mejía, en los
últimos años ha sido una de las voces que ha puesto en evidencia que en
Antioquia (y también el país) hay una cultura del avispado. Y esto pasa,
además, una factura costosísima en términos de desarrollo económico.
Por ejemplo, el “vivo” aflora a la hora de no pagar los impuestos
que le corresponden. Estimativos de la Dian indican que la evasión supera los
$20 billones anuales, casi dos veces lo que busca recaudar la última reforma
tributaria de 2014. Así que mientras las mismas empresas y personas legales de
siempre deben pagar más, los tramposos, solo en IVA se embolsillan $12 billones.
También por productos que ingresan de
contrabando al país, sin pagar o pagando menos, la Nación deja de recibir unos
US$6.000 millones al año. A ello se suma la corrupción y que el Foro Económico
Mundial identifica como el factor que más limita hacer negocios en Colombia con
un peso de 19,3%.
No somos tan
innovadores:
Según el Foro Económico Mundial, la inversión
de Colombia en innovación es de 0,2% del PIB (unos $1,5 billones de 2014),
lejos del promedio de la Ocde: 2,5%. Agrega que como porcentaje de sus ventas,
las empresas dedican un promedio de 2,6%, cuando en Chile, por ejemplo es de
3,5%. Y eso que en Colombia por cada peso que invierte una compañía en
innovación, tiene un beneficio tributario de $1,75.
Por su parte, el consultor en innovación
israelí, Shlomo Abas, afirmó en un encuentro de comisiones regionales de
competitivididad que los colombianos “tienen un alto nivel de recursividad,
están dispuestos a tomar caminos alternativos, a veces va hacia el delito, pero
la mayoría a las cosas buenas. Otra cosa es que tienen resolución”.
Así que es mucho menor el peso del desarrollo
de nuevo conocimiento, tecnología, productos y servicios, frente a la notable capacidad de adaptarse,
como los ingenieros ante la topografía o de los vendedores para lograr capturar
nuevos clientes.
Tenemos bolsa y sistema
financiero fuerte:
A pesar de que en el país son
pocas las empresas listadas en la
Bolsa de Valores de Colombia y los niveles de negociación son bajos frente a
los que se registran en mercados de capitales como Sao Paulo (Bovespa) y México
(BVM), la BVC cada vez más es una fuente de financiación barata para las
empresas, pero el camino por recorrer es largo para ser opción real de
inversión para personas naturales. Además, aún no tiene la profundidad de
mercado suficiente que le permita, por ejemplo, sobreponerse fácilmente al
retiro de inversiones de fondos extranjeros, En contraste, el sistema bancario
es uno de los más sólidos de la región y aporta casi una cuarta parte del
Producto Interno Bruto (PIB).
No
somos atractivos para invertir:
Una reforma tributaria por
año, una tasa efectiva de impuestos que ya supera el 70% de utilidades, la
falta de normas claras para la tenencia de la tierra, complejidad en trámites
aduaneros, la rigidez laboral, son algunos de los elementos que hacen parte de
lo que más reclaman los inversionistas privados al mirar a Colombia: tener unas
reglas claras y de largo plazo. El presidente de Colombina, César Caicedo,
señaló recientemente a este diario que “hay muchas incertidumbres jurídicas
pendientes que limitan la capacidad de planeación de inversiones”.
No
somos ahorradores de largo plazo:
Cálculos del Ministerio del Trabajo arrojaron a
2014 que un 46% de los ocupados en el país gana menos de un salario mínimo, el
38% entre uno y dos salarios y apenas el 16% devenga más de $1,28 millones. Y a
esa situación se agrega una informalidad que toca a 48 de cada 100
trabajadores, a junio, según el Dane. En esas condiciones, de 12,9 millones de
afiliados a un fondo privado de pensiones, apenas 5,5 millones están cotizando
y el 85% gana entre uno y dos salarios mínimos, según Asofondos.
Estos elementos explican cómo la limitación de
ingresos y la falta de conciencia de ahorro de largo plazo hacen imposible para
muchos trabajadores contemplar pensionarse, una realidad que solo disfruta uno
de cada tres personas en edad de jubilación en Colombia.
No somos competitivos:
Solo por la depreciación del peso frente al
dólar, que ha hecho más costoso importar, es que los empresarios colombianos
empezaron a disminuir la producción manufacturera en otros países de la región
y Asia para aumentar los volúmenes de fabricación local y seguir atendiendo la
demanda interna. Y que hayan decidido años atrás producir desde otras latitudes
no es solo asunto de tasa de cambio, sino de un alto costo-país.
Según Analdex,
gremio de exportadores, llevar un contenedor desde Bogotá a un puerto cuesta
2.355 dólares, mucho más que en Perú (1.890), México (1.450) y Chile (980). No
en vano, nuestro país ha caído al puesto 97 entre 160 países en el Índice de
Desempeño Logístico (LPI, por sus
siglas en inglés) del Banco Mundial.
Tampoco
otro escalafón como el Anuario
Mundial de Competitividad del IMD registra
mejoría alguna para el país, pues mantuvo este año el puesto 51 entre 61
economías analizadas.
No somos mineros:
El auge minero de la última década, impulsado
por los buenos precios internacionales de metales como el oro, flujos de
inversión extranjera directa en exploración, expansión de la producción de
carbón y llegar a un 23% de las exportaciones, hicieron suponer a muchos que
Colombia iba camino a su sueño dorado. Pero lo cierto es que la minería solo
aporta dos puntos del PIB (2014) y que el país tiene largo camino para explotar
de manera responsable el subsuelo.
Pero en la superficie, el reciente Censo
Nacional Agropecuario señala un enorme potencial del campo para un país que
importa la tercera parte de lo que se come: solo 7,1 millones de hectáreas
están cultivadas (6,3% del área rural), más de cuatro veces menos que
Argentina. Además del suelo agropecuario, el 80% está destinado en pastos para
ganadería.
No somos petroleros:
La Agencia Internacional de
Energía proyecta una producción diaria global de 93,4 millones de barriles
diarios de crudo, de los cuales Colombia solo aporta poco más del 1%. El
petróleo pesa el 5,5% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, $27 billones
en 2014. En contraste, los sectores de comercio y servicios aportan entre ambos
27,34% del PIB, es decir, $141,2 billones, ponen el 51% del empleo nacional y son
dinamizadores de un consumo de los hogares que representa más del 60% del PIB real del país.
Somos
felices:
Según una encuesta anual
internacional de la firma WinGallup, en Colombia el 90% de sus habitantes se
siente feliz, y solo los superan los de isla Fiyi. Pero yendo más allá de la
percepción de los encuestados, ocupamos el puesto 33, según el Informe Mundial
de la Felicidad de la ONU. La corporación Wall St. 24/7, con base en los
informes de Desarrollo Humano de la ONU, identificó los países más favorables
para vivir, en términos de esperanza de vida, salud, educación e ingreso.
Colombia no clasificó, pero el décimo es Dinamarca, el país europeo en que
algunos habitantes de Cundinamarca creen que viven.
Somos
un gran destino turístico:
De los 4,19 millones de
turistas que recibió Colombia en 2014, apenas 1,96 millones son extranjeros no
residentes, una cifra récord, pero que no se compadece con el discurso que la
respalda y los resultados de otros países. Por ejemplo, Perú recibió el año
pasado 3,5 millones de extranjeros, y solo el mes pasado, España recibió 8,7
millones de turistas. Ahora, la meta del Gobierno es que para 2018 lleguen 5
millones de turistas, también atraídos por la campaña “Colombia, Realismo
Mágico”.
POR JUAN FERNANDO ROJAS T. | PUBLICADO EL 23 DE
AGOSTO DE 2015
Comentarios
Falta acción y sobra discurso.
informacion tomada del el colombiano
http://m.elcolombiano.com.co/rasgos-de-lo-que-somos-y-no-somos-como-una-economia-XG2585123
un país tan ''prospero'' como Colombia donde tenemos todos los recursos, donde tenemos una fauna rica en bio diversidad, mares etc. Debemos preguntarnos si tenemos todo eso que nos hacen creer como un pais prospero o si es en realidad verdad porque no ponemos en marcha todo eso y salimos de esta pobreza que se vive a diario en nuestras sociedades ya que contamos con material fuerte para eso..
pero no es así solo nos llenamos de ilusiones discursos políticos etc.
ya seria hora de un llamado y analicemos en manos de quien dejamos nuestro pais y la economía que todos queremos... pero todo empieza en la concientización individual de cada individuo.
menos blablabla y mas accion... por jvaldez
Esto nos lleva a pensar: somos realmente felices? O simplemente pretendemos tapar el sol con un dedo y gritarle al mundo que somos uno de los países donde la gente es más feliz, somos realmente felices? pero que podemos decir, si nos cuesta reconocer que la mayoría de personas trabaja en algo que no le gusta, no están satisfechos con sus salarios , ejerce otra cosa diferente de lo que estudiaron; y como esas muchas situaciones, Se podría pensar que esos son algunos de los motivos por los cuales la corrupción gobierna este país y la corrupción es el principal motivo de pobreza, de crisis económica y financiera de subdesarrollo ,de falta de recursos para innovar , para invertir en al campo , para crecer, para desarrollarnos como personas , como industrias , como empresa , como país.
JULIANA MORENO QUIROS
tomas nisperuza
francisco Velasquez