Reflexiones mercadológicas
Este último mes del año es motivo de análisis,
discusiones, frustraciones, molestias y rabias para el mercado, lo que se
aprecia en muchísimos casos con las prácticas, si así pueden llamarse, de las
acciones que muchos hacen ver como un adecuado mercadeo, porque la efectividad
de lo que se hace, casi nadie la pone en duda.
La manera como se trabaja el marketing, y
dentro de este algunas de las herramientas, sobre todo las de mayor frecuencia
y fuerza, es la causa de lo anterior.
Hoy, cuando nos encontramos ya en la temporada
final del año, la que más mueve los mercados del mundo, se debe tener en cuenta
lo que se hace para evitar lamentaciones posteriores.
Las comunicaciones mercadológicas, y dentro de
ellas la publicidad y la promoción de ventas, que son las de mayor utilización
por parte de los oferentes de bienes, servicios e ideas, están siendo
criticadas cada día con mayor insistencia, ante la pasividad de quienes deben
actuar para velar por los derechos de los clientes: promesas engañosas, mensajes confusos, exceso de actividad, y más,
son algunas de las prácticas que más frecuentemente se aprecian.
Campañas llenas de promesas que no se cumplen,
o que para hacerlas respetar se tiene que acudir a los jueces. Otras, muchas,
repletas de mensajes confusos e incompletos, que no se entienden por falta de
claridad y/o uso de palabras y términos muy vagos, o las famosas frases como
“aplican restricciones”, “sujeto a modificaciones sin previo aviso”, o los
horarios que dizque se amplían pero no se ajustan a lo expresado, entre otras.
Cuántos casos se han dado, y segura y
tristemente se volverán a dar, en los cuales se promete la devolución del
dinero, y lo que se entrega es un bono de compra. Y ni hablar de las trabas
para hacer uso de las garantías. Los famosos concursos promocionales, sobre
todo de rifas, que no aclaran si hay que pagar los impuestos, transportes y
gastos adicionales, o de viajes a “cualquier ciudad” y no se puede ir a la
ciudad que se desea.
Los problemas comunes al llegar a los almacenes
y encontrarse que los “colaboradores” o vendedores de temporada,
principalmente, ni siquiera saben de qué se les habla porque no les han
informado, pero se ven con más frecuencia todos los días. Cuántos casos se
aprecian de promesas de realizaciones de mercancía con descuentos atractivos en
todo el almacén, menos en los productos que el cliente desea.
El irrespeto, que ya es común con la publicidad
en radio y televisión especialmente, abusando del tiempo para pasar los
mensajes durante las emisiones, especialmente en los noticieros, las
transmisiones deportivas y los shows especiales de la temporada, tanto en radio
como en televisión, porque se da en ambos, exageradamente recargados de
mensajes, haciendo tedioso el tiempo que se dedica a estar informados o
simplemente a divertirse, que ya ni dejan que se narre, comente o actúe.
La falta de respeto para llamar la atención,
con exceso de sexo y palabras indebidas, sobre lo que Martin Lindstrom dijo que
se ha demostrado que “no es tan efectivo”.
Y con los precios, ni hablar, lo cual será
motivo de otro comentario, porque sobre el hay mucha tela por cortar. Podríamos
seguir enumerando casos que, tristemente, desdicen de lo que es el verdadero
mercadeo. Ojalá se piense más en los seres humanos, y sobre todo en esta
temporada navideña, la que más mueve a los mercados.
Imagen: http://nissan.ccoo.cat/donde-esta-el-limite-reflexion-de-un-companero-de-citroen-vigo/
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